Guatemala
Guatemala - Codina di nuvola
C'era una volta una nuvola molto piccolina e molto solitaria, che se ne stava sempre lontana dalle nuvole grandi. Era proprio piccolina, appena una codina di nuvola. E quando le nuvole grandi diventavano pioggia per dipingere di verde le montagne, la nuvoletta arrivava volando per offrire i suoi servigi, ma era disprezzata perché era troppo piccola.
“Tu non servi a niente perché sei troppo piccola!' le dicevano le nuvole grandi.”
E la prendevano così tanto in giro che la nuvoletta se ne andava tutta triste a piovere da un'altra parte, ma dovunque arrivasse le grandi nubi la mettevano sempre da parte.
E fu così che la nuvoletta andò molto lontano, finché arrivo in una zona molto secca, senza neanche un ramoscello, e la nuvoletta disse allora al suo specchio (pare, infatti, che la nuvoletta portasse con sé uno specchio per chiacchierare quando rimaneva sola):’questo posto va bene per piovere perché qui di certo non viene nessuno'. E allora la nuvoletta cominciò a sforzarsi di piovere e alla fine le uscì una gocciolina. Poi la nuvoletta si dissolse e divenne una gocciolina di pioggia. A poco a poco, la nuvoletta - che ormai era una gocciolina di pioggia - cominciò a cadere. Sola soletta se ne stava cadendo, e di sotto non c'era niente ad aspettarla. E sola soletta la gocciolina alla fine cadde. Siccome in quel deserto c'era molto silenzio, quando la gocciolina cadde su una pietra, fece molto rumore. Allora la Terra si risvegliò e chiese: “che cos'e' tutto questo rumore?”.
“E' caduta una goccia di pioggia”.
“Una goccia di pioggia? Allora sta per piovere. Presto! Preparatevi perché sta per piovere!” avvertì le piante che se ne stavano sotto la Terra al riparo dal Sole.
Le piante si risvegliarono in tutta fretta e si affacciarono, e per un istante tutto quel deserto si ricoprì di verde. Le nuvole grandi da lontano videro così tanto verde e dissero: 'Laggiù c'e' molto verde, andiamo a piovere in quel posto che non sapevamo fosse verde!'.
E andarono a piovere in quel posto che prima era un deserto, e piovve a lungo, le piante crebbero e tutto rimase verde per sempre.
'Per fortuna che ci siamo noi' dissero le nuvole grandi 'perché senza di noi non c'e' verde'. E nessuno si ricordò in quel momento della codina di nuvola che era diventata goccia e che con il suo rumore aveva risvegliato chi stava dormendo.
Nessuno se ne ricordò, tranne la pietra, che conservò il ricordo della gocciolina di pioggia. Passò il tempo e le prime nuvole grandi si dissolsero e morirono le prime piante. E alle nuove piante che nacquero e alle nuove nuvole che arrivarono la pietra che non muore, raccontò la storia della codina di nuvola che divenne gocciolina di pioggia.
Da quel giorno guardarono con rispetto le nuvoline mentre le pianticelle e i piccoli semi ebbero meno paura del sole prestando più attenzione anche alle codine di nuvola nei momenti più secchi dell'anno.
Guatemala - Rabillo de nube
Erase una vez una nube muy pequeñita y muy solitaria, que siempre estaba lejos de las nubes grandes. Era pequeñita de verdad, nada más de un rabillo de nube. Y cuando las nubes grandes se convertían en lluvia para pintar de verde las montañas, la nubecita llegaba volando para ofrecer su servicio, pero estaba despreciada porque era demasiado pequeña.
"¡Tú no sirves a nada porque eres demasiado pequeña!” le decían las nubes grandes.
Y le tomaban el pelo tanto que la nubecita se iba triste a llover de otra parte, pero dondequiera llegara las nubes grandes siempre la ponían aparte. Y fue así que la nubecita se fue muy lejos, hasta que llegó en una zona muy seca, sin tampoco una ramita, y la nubecita dijo entonces a su espejo, (parece en efecto que la nubecita llevara consigo un espejo para charlar cuando se quedaba sola): "este sitio queda bien para llover porque aquí de seguro no viene nadie." Y entonces la nubecita empezó a esforzarse de llover y al final le salió una gotita.
Luego la nubecita se disolvió y se volvió en una gotita de lluvia. Poco a poco, la nubecita - que ya era una gotita de lluvia - empezó a caer. Solita solita estaba cayendo, y abajo no había nadie a esperarla. Y al final la gotita cayó solita. Como en aquel desierto había mucho silencio, cuando la gotita cayó sobre una piedra hizo mucho ruido. Entonces la Tierra se despertó e preguntó: "¿qué es todo este ruido?".
"Se cayó una gota de lluvia."
"¿Una gota de lluvia? Entonces está a punto de llover. ¡Pronto! ¡Prepáradvos porque está a punto de lover!”advirtió las plantas que estaban bajo la Tierra al abrigo del Sol.
Las plantas se despertaron en toda prisa y se asomaron, y por un instante todo aquel desierto se cubrió de verde. Las nubes grandes vieron de lejos tan verde y dijeron: "¡Allá abajo hay mucho verde, vamonos a llover en aquel sitio que no sabíamos que fuese verde!".
Y se fueron a llover en aquel sitio que antes era un desierto y llovió mucho tiempo, las plantas crecieron y todo quedó para siempre verde. "Por suerte que hay nosotras" dijeron las nubes grandes "porque sin nosotras no hay verde."
Y nadie se acordó en aquel momento del rabillo de nube que se convirtió en gota y que con su ruido despertó a quien estaba durmiendo.
Nadie se recordó de eso, excepto la piedra, que conservó el recuerdo de la gotita de lluvia. Pasó el tiempo y las primeras nubes grandes se disolvieron y murieron las primeras plantas.
Y a las nuevas plantas que nacieron y a las nuevas nubes que llegaron la piedra que no muere contó la historia del rabillo de nube que se volvió en una gotita de lluvia.
Desde aquel día miraron con respeto las nubecitas, mientras los arbolillos y las pequeñas semillas tuvieron menos miedo del sol, dándose más cuenta también de los rabillos de nube en los momentos más secos del año.